A veces, digo a veces por no condenar mis próximas palabras a lo poco del eterno, nos olvidamos de ser niños… quiero decir, simplemente decir, que me olvido de la palabra mágica que tantas veces intentaron enseñarme:
Gracias…
por tus besos
tus caricias
tus ternuras
por la compañía
¿y por qué no?
también gracias por tus berrinches
por lo cotidiano
por quitarme el insomnio
(aunque esta última haya dejado varias ovejas sin empleo)