domingo, 13 de enero de 2008

Esta vez... sin despedidas


Mejor sin cálculos ni diágnosticos errantes, sin la poesía acostumbrada de archivar en mis pupilas tu espalda cuando se va, no voy a escribirle a tu ausencia, espero no maltratar mi impaciencia con excesos de humo...
Mejor hagamos de esto algo simple, yo sugiero despertar y pensar en el otro, pensar hasta que venga la calma, sin grandes pretenciones de imaginar el reencuentro, olvidarse de la distancia, estar cercanos, próximos, pares o impares, como siempre...
No voy a proponer el desarraigo insólito, el desmedido e indiferente desapego, porque me es imposible.
Y cuándo duela, porque a veces duele el amor sin cuerpo, quiero que inventes planes, juegos y pasatiempos, palabras, besos, mimos y amontones todo en algún rinconcito del corazón, después veo si pago tu creatividad al contado con mis inventos, o en cuotas (¿no es tan importante, no?).
Mejor que sea en silencio, sin tanto ruido...

miércoles, 7 de noviembre de 2007

A veces...

A veces, digo a veces por no condenar mis próximas palabras a lo poco del eterno, nos olvidamos de ser niños… quiero decir, simplemente decir, que me olvido de la palabra mágica que tantas veces intentaron enseñarme:

Gracias…
por tus besos
tus caricias
tus ternuras
por la compañía

¿y por qué no?

también gracias por tus berrinches
por lo cotidiano
por quitarme el insomnio
(aunque esta última haya dejado varias ovejas sin empleo)


sábado, 27 de octubre de 2007

O tal vez...


Y sí, cuando uno lo tiene todo las cosas son fáciles, el tema es cuando te quedas en números rojos y ahí te quiero ver, no vas a saber que enredadera trepar. Vas a buscar y buscar, pero cualquier encuentro te va a recordar cada uno de tus fracasos, pero no importa, vas a seguir sobreviviendo a ese intento de vida que vos mismo inventaste, o decidiste inventar y le vas a dar vueltas al asunto, que sí que no, que sí que no.
A punto de resignarte, de bajar la cabeza, de cerrar los ojos, de llorar un poco o en idioma de canción “quemar las naves”, la vas a ver venir, en cualquier cuerpo, en cualquier hora del reloj, en la hoja de un libro, en dónde sea la vas a ver. Al principio la vas imaginar a tu antojo, en ese momento date cada capricho, es más, hasta podes darte el lujo de reescribir las partes feas de la historia. Pero ojo, después el tiempo te hace su labor ingrata de ir quitándote las momentáneas alegrías, empieza por la piel, sigue por los ojos, la comisura de los labios, la voz, hasta que te quedas mudo y desnudo.
Le vas a buscar la vuelta, como sea ¡eh!, y nunca va faltar ocasión para que aparezca puntualmente el arrepentimiento; tal vez en la mitad de una cena, o cuando estés entretenido buscando la lapicera que hace un mes perdiste, porque también hay que acostumbrarse a la sensación de andar con algo olvidado, en realidad “olvidado”, porque andas paseando con esa ausencia en dónde sea. Y va a doler, matemáticamente, científicamente, literalmente va a doler; mes a mes, escalón a escalón.
Sabemos que te incomodaban las tristezas sin causa específica, pero cuánto las vas a extrañar, y si estabas exento de los miedos y la jauría de los celos, algo te fallaba en los cálculos. Tampoco pienses en planear exilios, o emigrar a otros sitios; porque el invierno habita en cada hueso, y las golondrinas (la música, los libros, el estudio, el laburo) que te hacían compañía te abandonan cuando el tiempo amenaza con tormenta, así que no te asombres si en mitad de la noche te hacen una emboscada la desesperación y su consuelo.
Cuando estés listo para salir a la calle, y puedas hacerte cargo de la rutina, tomalo con calma; pensalo como si salieras del hospital porque te dieron un alta prematura, y sentís que nada duele pero a dos cuadras ¡qué tragedia!: ambulancias y ruidos de sirenas otra vez. ¡Ojo! con la sugestión, mirá que puede doler de nuevo.
Y con el tiempo, lamentablemente sólo con el tiempo vas a ir recobrando los suspiros, las calles dejarán de ser tan hostiles, las noches serán menos sórdidas y sin tanto insomnio. Poco a poco el televisor, que se veía en sepia, cobrará color; la nostalgia se volverá un síntoma de que andas más o menos sano; y el pasado, izará su bandera blanca dejándole la paz al presente.

O tal vez…

O tal vez se equivoque este consejo, pero no le dejes tu suerte a un impreciso…

miércoles, 24 de octubre de 2007

A vos...

Tan inmenso es el dolor,
tan tremendo, tan austero...
No quiero huir, me quedo ahí,
en vos...

Mañana voy a verte dormir,
mañana tal vez no exista mañana,
por eso te invento:
renazco en vos y en mí,
en vos y en mí,
en nosotros, de ayer de hoy del nunca del sin-sentido del-sin-vos.

Por suerte ya no hay vacío,
todo esta lleno de tu ausencia
y se colman los rincones de presencia,
rescato los recuerdos de la hoguera,
salvo los besos del olvido,
nos beso, nos veo, nos siento,
nos huelo, nos enamoro.

Ordeno el dormitorio,
pongo los retratos en el escritorio,
escucho nuestras canciones,
porque estás por venir,
preparo el mate amargo,
(tanto te gusta contra-restar la dulzura)

Escribo las notas que adeudo,
empiezo a sonreír ya no tengo por qué huir
¿y a dónde iba a huir?
camino lento, no hay urgencia,
en vos y en mí
en vos y en mí
en nosotros, agradezco el nuestros…

Y ahora lloro repentinamente,
y el dolor es tan inmenso,
tan inmenso que alcanza para el alivio,
el alivio de quererte,
de que quede la estela de tu ausencia
y no te hayas ido,
y que mi espera persista en el dulce todavía…

sábado, 20 de octubre de 2007

Del otro bando…

Del otro bando están el olvido promiscuo
los días a punto de venir sin garantía
con deudas de alegría.
Del otro costado el finito infinito del amor
la prosa sentimental sin sentido
el repertorio de las idas y venidas
el caminar sin punto fijo de destino
la honestidad aparente sin ánimos de herir
hiriendo.

O en la vereda del frente
un viejo amor.

Del otro bando vos y yo sin nosotros
el viento que despeina a la razón
esta taza de té enfriándose
y la duda pertinente de no saber
de no saber qué nos queda del amor.


O en otros entonces vos y yo
tan nuestros.

Del otro bando mi poesía sin rima
tu cuerpo bien lejos, tus ojos sin tocarme
tus vueltas sin regreso, mis idas sin llegar

Del otro bando todo lo imposible
el soberbio tiempo, los carnavales
las supuestas felicidades
las muecas de la angustia
la poca lastima, y ese vaso lleno de lágrimas.

O la insensata ambición de un beso
un sentirse cerca o despertar a tu lado.

Del otro lado un renglón en blanco
el vacío del silencio inmenso
la mirada desnuda y el óxido de la compañía
otro domingo sin religión
el teléfono sin remotas novedades.

Del otro bando todos los enemigos
los vicios, las debilidades, la inmediata negación
el respirar sin ganas, el dormir sin sueño
todo al descubierto, otra promesa oxidada
todos juntos juntos todos.

O el todavía quererse sin argumentos
y que la inercia no nos acerque
como tantas otras veces.

Del otro lado el desalojo sin aviso
el quedarse en puntos suspensivos
lo que nos trajo hasta aquí y su desconocido
la distancia ¡y cuánta despedida!

O el final anunciado, con sus ambiguos
y escasa concordancia, el final y sus impuestos
combinar casualidades y que ya no sea lo mismo.

jueves, 4 de octubre de 2007

Sencillo esquema de ser-lo-que-no-soy

"El que soy, saluda tristemente al que pude ser"
Jaspers

De niño soñaba con ser grande, porque de grande, uno podía ser exitoso como mi tío, que tenía una casa con pileta, un buen auto, dinero, una hermosa esposa y dos hijos maravillosos.De joven, comprendí que para ser como mi tío, tenía que vender mis sueños. Si vendía cada uno de ellos de seguro me hacía millonario, exitoso y ambicioso hasta el punto de estar lleno y sentirme vacío, pero el precio era cambiar las pasiones por los vicios.
Entonces, para conservar mis sueños pensé en ser artista como el viejo, que de la rutina hacía un cuento, del amor una canción y de la vida una película ¿pero de que me serviría tener todas mis utopías impresas si uno no vive dos veces para releerlas de nuevo?.
Ahora de grande, sueño con ser niño, no soy exitoso ni un arista pero... todavía sueño.
Espero que de viejo me encuentre la muerte sin sueños como a cualquier viejo, pero con recuerdos del hombre que no fui por vivir soñando.

lunes, 1 de octubre de 2007

El bocado del problema

Aunque si nos ponemos a pensar... (cosa que poco hacemos) estas manzanas, quiero decir, las que vende el verduerlo, tienen mucha carga simbólica y da pena comerlas...
Porque, es la manzana de Adan y Eva, la de Blancanieves y los siete enanitos. Un sólo bocado cambio el mundo, inventó el mal, y el maniqueísmo de San Agustín. Bastó con que Adán la probara para que existiera el pecado original y todo el después de la religión.
Eso hablando en lineas generales, pero si nos instalamos en el amor, la manzana inventó aunque sea en Disney el estereotipo de principe que salva a Blanca Nieves, o sea que podemos deducir a partir de esa simple manzana:

a) ¿Qué quieren las mujeres?
b) ¿Por qué llora una mujer?


Rta a: un principe que las salve de su indigestión causada por la manzana.
Rta b: porque el principe existe sólo en Disney, (en caso de quejas o sugerencias dirigrse al 0800-blancanieves o en el sitio web: blancanievesdecepciones.com)




Gracias Lucía.